VOLVER A EMPEZAR: Construir con la naturaleza, manos a la tierra!

Un modelo posible e incipiente en el entorno periurbano, autoconstrucción, implicación y soberanía.

PROOLOGO

Es factible que el COVID19 va a cambiar muchas cosas, y sin duda el concepto hogar es uno de los afectados, que seguro ganara en importancia. No será un cambio radical, pero se potenciarán ciertos “caminos” que ya anteriormente se habían iniciado.

Entre ellos, será fundamental la renovación del parqué de viviendas en las ciudades, tanto a nivel de programa, creando viviendas más flexibles, como a nivel energético. Surgirán cambios de uso de edificios de oficina, en vivienda con usos mixtos. También la creación de espacios comunitarios en azoteas de comunidades, espacios intersticiales de la ciudad, espacios de aparcamiento, etc. Y por supuesto la rehabilitación de edificaciones existentes, muchas en desuso, en tantos núcleos urbanos de la España vaciada, en un proceso gradual de vuelta a lo rural.

Sin embargo esta propuesta pretende ser un nuevo enfoque a la actividad de llevar a cabo la construcción de tu hogar desde el inicio, bajo una serie de premisas que se adecuan a los nuevos tiempos de crisis climática, ambiental y sanitaria. No pretende tanto dar una respuesta única, concreta, en cuanto a programa y resolución formal, sino mostrar una nueva manera de afrontar el hecho de poder “disfrutar de una vivienda digna y adecuada” a los tiempos actuales, como nombra el art.47 de La Constitución.

ANTECEDENTES

Fue el petróleo, -coches, asfalto, plástico-, que a mediados del siglo pasado, provoco un importante cambio en muchos aspectos de la humanidad, y la gente acabo en pisos sin calidad ni espacio, espacios solo para dormir y una mínima convivencia. Pero no se trata solo de una cuestión de espacio, pensemos en un enfoque más global.

Nos interesa recuperar valores del pasado, universales, entorno a la vivienda e incorporar necesidades y técnicas actuales, para configurar ese nuevo paradigma residencial, que nos empodere frente a una crisis como esta, que probablemente se repetirá.

Valores como la autosuficiencia, intentando cubrir en lo posible parte de nuestras necesidades básicas,  – vivienda, alimentación, energía-, y el bajo impacto ambiental  de nuestras actuaciones, con la reducción del consumo y los recursos, serán claves fundamentales venideras, y actuales.

Más tiempo en casa. Más tiempo para dedicarle a nuestro hogar, y a todo lo que gira alrededor de él. Casas pensadas no solo para dormir, sino para vivir y producir. Combinar actividades de teletrabajo, pantallas, con actividades físicas, será también fundamental para nuestra salud, cultivar el huerto, construir, mantener y mejorar la casa, y la actitud de las 5 erres, Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reincorporar, deberán estar más presentes.

Además las ciudades habrá que esponjarlas y llevamos demasiados años de crecimientos exagerados, que además, han vaciado tantos pueblos y territorios. También recordar que la naturaleza es la base de nuestra subsistencia y la falta de consciencia de la población genera la insostenibilidad del sistema.

Marco Vitruvio proponía en el primer tratado “De Architectura”, circa año 25 a.c., que la arquitectura descansa sobre tres principios básicos, la Venustas (belleza), la Firmitas (firmeza) y la Utilitas (utilidad), siendo finalmente la arquitectura, un equilibrio entre estas tres variables y la ausencia de una de ellas, haría que tal obra no pudiera ser considerada como tal. Y hoy, en general ese equilibrio no se da en absoluto. La belleza a pasado a ser la imagen que mejor se venda, conforme a las modas pasajeras de cada sector de la población. Imágenes de construcciones escultóricas, ingenieriles a veces, que nos alejan de nuestra realidad. La firmeza entendida como la resolución constructiva y material del edificio, si bien es fundamental, pierde cada vez más calidad, en la medida en que se busca economizar al máximo los costos, utilizando materiales de usar y tirar, materiales poco nobles, que no saben envejecer. Y la utilidad como su adecuación al momento, al lugar y a lo necesario. Ciudades sectorizadas por usos, separadas, con gran dependencia del coche y del asfalto. Barrios dormitorios, solo dormir, zonas de oficinas, ahora trabajar, y mega centros comerciales, todos a comprar. Lugares de recreo y vacaciones, casi toda la costa urbanizada. Y todos desplazándonos en coches, que contaminan y nos hacen perder el tiempo, y además, a la vez. Adónde vamos?

Para alguien consciente con estos valores y con la realidad actual, alguien que se esté planteando poder tener una casa familiar o un proyecto comunitario, cohousing, alguien que básicamente teletrabaja y por tanto puede alejarse algo más de la ciudad, hay otro enfoque posible como el objeto de esta propuesta.

LA PROPUESTA

Esta propuesta se basa en una realidad constatada últimamente en mi trabajo profesional.

Existen alrededor de nuestras áreas metropolitanas, a distancias de 60/90 minutos, suelo urbano disponible, a precio razonable, en;

  • Urbanizaciones, que se realizaron durante el siglo pasado, muchas veces si todos los permisos y con infraestructura muy básica. Urbanizaciones de segunda residencia no muy lejos de la ciudad en un entorno más rural.
  • Ensanches urbanos, realizados en distintas épocas, con suelo vacante.
  • Rehabilitación de casas y dependencias agrarias, en cascos urbanos.
  • Oportunidades de segregación de parcelas o de viviendas grandes, para proyectos comunitarios.

Lugares donde se pueden llevar a cabo viviendas y agrupación de ellas, y donde se pueda plantear desde el principio, una buena trabazón entre las actividades de “Habitar, Circular, Trabajar y  Recrear”, como decía Le Corbusier en la Carta de Atenas, y sobre todo con el menor impacto ambiental posible.

Construcciones de bajo impacto, recuperando materiales y técnicas del pasado e incorporando los conocimientos y técnicas actuales, para en definitiva conseguir hogares sanos y eficientes.

Participar activamente en la construcción de tu casa, autoconstrucción, en mayor o menor medida, y también pequeña autopromoción comunitaria (cooperativas, cohousing). Esta participación, compatible con periodos de confinamiento y con el previsible aumento del paro en muchos sectores, (automatización de procesos, trabajos a tiempo parcial, menos ocio en la calle) nos proporcionara en definitiva más tiempo y nos proporcionará una serie de ahorros económicos, de esfuerzos físicos saludables y de alegrías personales y de grupo, que finalmente nos compensaran enormemente en todos los sentidos y nos dejaran más arraigados al lugar, al hogar y la comunidad local.

Arquitectura para la salud de sus moradores, para crear un buen clima interior, libre de sustancias toxicas, revirtiendo el Síndrome del Edificio Enfermo, que señala la Organización Mundial de la salud.

Materiales de poca transformación, técnicas sencillas tradicionales junto con últimas tecnologías en climatización de muy bajo consumo o incluso técnicas tradicionales de calentamiento. Serán dos tendencias básicamente a la hora de llevar a cabo las construcciones, una más artesanal y otra más prefabricada. Pero ambas con las mismas exigencias energéticas, materiales lo más naturales y cercanos posibles.

También favorecer la convivencia entre las personas de una comunidad y los cercanos.

Arquitectos que saben escuchar, que simplifican las soluciones, abiertos a otras ideas, en constante reformación, que guían al cliente durante el proceso, incorporando sus conocimientos y experiencia para obtener el mejor resultado, con medios económicos, muchas veces, limitados.

Es un cambio global del proceso, que ya se está dando y que se acentuara, sobre todo entre jóvenes, y aquí dejo algunas propuestas concretas.